España vuelve al estado de alarma
España vuelve al estado de alarma después de empatar ante Polonia en un partido en el que fuimos de más a menos. Morata, criticado y otra vez fallón, adelantó a la selección, pero Lewandowski se merendó a Laporte para empatar. Esa a Sergio Ramos no se la hace, igual que con Ramos lo mismo no habíamos errado el penalti de Gerard Moreno que podría haber sido el 2-1. El caso es que el empate final nos mete en un lío y debemos ganar en la última jornada a Eslovaquia para estar en octavos de la Eurocopa.
Sabíamos que iban a jugar Morata y diez más. Y los lectores de OKDIARIO también sabían que Luis Enrique se estaba pensando poner a Gerard Moreno. Y chimpún. No había más novedades que contarles en el once de España para el segundo partido de la Eurocopa que el cambio del delantero del Villarreal por Ferran Torres, que había sido titular en el estreno ante Suecia.
No había cambios en el resto del once de España que debutó con más fútbol que puntería ante los suecos. Morata había acaparado focos y críticas como una superestrella de cine tras un estreno de fiasco. Pero la selección es más que Morata. Recapitulemos para los despistaos, que veo mucho amante de las terrazas entre los presentes.
De portero, Unai Simón. En defensa, Marcos Llorente, Pau Torres, Laporte y Jordi Alba. Los mismos tres centrocampistas a falta de que vuelva Busquets. Es decir, Rodrigo, Koke y Pedri. Y arriba, Dani Olmo acompañaba a los dos nueves ya citados antes: Morata y Gerard Moreno.
Enfrente teníamos a la Polonia de Lewandowski, tocada tras perder en el debut ante Eslovaquia pero no hundida. Así que con La Cartuja lista y el césped al menos de color verde comenzaba el partido en el que España buscaba una victoria que encarrilara su paso por la Eurocopa y le pusiera un pie en octavos.
Polonia salió como si fuera Alemania en sus mejores tiempos. Nos metieron atrás y nos pudieron hacer el 0-1 por la vía rápida. El disparo de Klich se fue envenenando, como un acuerdo con Ciudadanos, y susurró por arriba al travesaño de Unai Simón. Respiró Luis Enrique y España contuvo el aire. No habíamos entrado bien al partido, para qué negarlo.
Sólo Dani Olmo la pedía y aparecía en una España cobardica. Pedri lo intentaba pero está aún más verde que un plátano recolectado prematuramente. Luis Enrique no entendía nada mientras Polonia tenía el partido donde le molaba. Gracias a ese Olmo que es una mosca cojonera (con perdón) la selección fue espabilando hasta tener la primera ocasión pasado el minuto 16 con un centro al segundo palo al que Gerard Moreno llegó demasiado forzado.
Mejora España, marca Morata
España fue mejorando hasta que en el 25 encontramos el gol. ¡Aleluya, aleluya, aleluya, aleeeeeeeeluya! Encima lo marcó Morata, pero la jugada la cocinó Gerard Moreno. Su disparo alcanzó, casi sin querer, al delantero de la Juve que, al filo del fuera de juego que es su hábitat natural, sólo tuvo que empujarla y no echarla fuera. Lo hizo. Se lo anularon y puso su habitual cara triste, pero el VAR enmendó la plana al árbitro y dio el gol. 1-0 y Morata de delantero.
El tanto tranquilizó a España, que se llevó un sustito pasada la media hora por una diablura de Lewandowski, pero fuimos escorando el partido hacia el área polaca. Mención especial para Gerard Moreno, que parecía un hombre rodeado de niños. Pero, claro, el susto nuestro de cada día nos lo dio Polonia al filo del descanso después de una jugada que desnudó todas nuestras miserias defensivas, que son más que los trapos sucios de la familia Pantoja.
No tenemos un tío que pegue una voz, que dé un grito, que asuste y por eso los polacos se asomaron al área, dispararon al palo y el rechace le cayó a Lewandowski. Era peligro de muerte, pero Unai Simón estuvo valiente y se tiró encima del delantero polaco para llevarse el pelotazo. Nuestro problema no es ni Morata ni el portero, es que nuestra defensa es más blandita que las magdalenas de La Bella Easo.
La respuesta de España, cómo no, la dio Gerard Moreno, que rondó el gol tras asistencia de Jordi Alba. Szczesny lo evitó con una gran salida a sus pies. Con esa jugada, que pudo ser el 2-o, nos fuimos al descanso.
Lewandowski ridiculiza a Laporte
Del que volvimos con el partido convertido en un encierro de sanfermines. Corneaban los polacos, corrían los mozos españoles. Hasta Morata, ese santo varón, se picó con su marcador. Polonia estaba cómoda entre emboscadas y España se olvidó de jugar. Nos dormimos. Nos relajamos. Y empezamos a ser demasiado flojeras. Y claro, nos penalizó Lewandowski, que se merendó a un blandísimo Laporte. Le desplazó lo justo para ganarle la posición y marcarnos el empate. Esa, con Sergio Ramos, no entra.
Un minuto después Gerard Moreno apareció para salvar el honor de la patria y provocar un penalti tan innecesario como obsceno cometido por Moder. Orsato no lo vio pero el VAR sí, así que pitó penalti sin ninguna duda. El propio Moreno ejecutó la pena máxima y la estrelló contra el palo. Lo que nos faltaba. El rechace le cayó a Morata, que para variar la echó fuera en una ocasión ridícula, muy suya. Por cierto, con Sergio Ramos en el campo esos penaltis también solían ir para dentro.
El caso es que nos quedaba media hora para tratar de coser el roto que nos habíamos hecho nosotros mismos como un niño que baja una cuesta de rodillas. Luis Enrique, que había sacado a Ferran Torres por Dani Olmo, metió de golpe a Fabián y Sarabia por Koke y Gerard Moreno. Son cosas que sólo el entrenador entiende. Tanto quitar a Gerard como no poner de titular a Fabián.
Morata, al muñeco
El centrocampista del Nápoles, codiciado por Barcelona y Real Madrid, agitó el duelo y a España aún le quedaban diez minutos más el alargue para salvar tres puntos vitales en su futuro en la Eurocopa y no meterse en un lío morrocotudo. Mientras, Lewandowski gobernaba el partido con la calidad y la confianza que te aporta saber que eres el mejor de todos los que hay sobre el campo.
En el 83 Morata se volvió a disfrazar de Higuaín, de Vinicius y de Julio Salinas y falló un gol cantado a medio metro de Szczesny. El meta polaco se tiró a los pies del delantero español, que hizo lo que pudo pero tiró al muñeco. Son las cosas de Morata. Por lo menos nadie le pitó cuando Luis Enrique le suplió por Oyarzabal.
España atacó a la desesperada y hasta el final, pero fuimos incapaces de encontrar los caminos entre la pobladísima defensa polaca. Tras el fallo de Morata, unido al del rechace en el penalti marrado por Gerard Moreno, la selección se desinfló y acabó firmando un empate ante Polonia, el segundo en dos partidos de la Eurocopa, que nos obliga a ganar en el último partido a Eslovaquia si no queremos tener que sacar la calculadora o quedarnos fuera de la Euro a las primeras de cambio.
Y eso sí que sería volver al estado de alarma.